lunes, 12 de marzo de 2012

GuanchunchenchijaaAAÁ……..


Viernes, 24 de Febrero.

Apenas he llegado y ya tengo muchas anécdotas. Para no cansaros os contaré una de ellas. En la residencia nos limpian el apartamento. Tocan a mi puerta al día siguiente de mi llegada, y abro. Una china muy amable que sonríe me dice en buen chino que si puede pasar a limpiar. En ese momento me acuerdo de que al ducharme todo el agua había salido de la bañera, porque la cortina, mohosa, y con un fétido olor estaba esa mañana de vacaciones. Total que como no tenía nada para secar el suelo tuve que recurrir a las toallas y con gestos, y más gestos, le conté lo que había pasado. Ella me dice que esa toalla no es para el suelo sino para el cuerpo. Y yo, moviendo la cabeza de arriba a abajo, que sí, que ya lo sé, y vuelta a señalar la ducha, mover la cortina, etc, etc...


 
Bueno, después de media hora en la que la buena señora no paraba de hablar, algo que fonéticamente sonaba como guanchunchenchijaaAAAAtaete, claro, ¿verdad?. En fin, como os iba contando, la buena señora me retira todas las toallas, tanto las
limpias como las sucias. Intento cogerle las limpias explicándole que no hace falta que las cambie, que están limpias y sin utilizar. Pero mientras me hablaba el guanchunchinchejuuuuu sujeta con tal ímpetu las toallas que desistí de mi intento. Pensaba que sería un derroche ecológico lavarlas si estaban limpias, pero ante tal insistencia, no tuve más remedio que ceder y que se llevara las toallas. Al menos lo había intentado. A mi llegada de la facultad, iba pensando en darme una buena ducha caliente, cuando me doy cuenta de que faltan las toallas. Afortunadamente llegó el profesor que acompaña a los lectores y le dije que por favor pidiese toallas. Wang Lei, tan eficiente, habla con la encargada de la limpieza y después de diez minutos de intercambios fonéticos me dice en su correcto castellano que las toallas sólo son para los que se quedan una noche y que tengo que comprarme toallas. Pero después de examinar mi apartamento, no sólo fueron las toallas, sino los platos, cuchillos, tenedores, y todo lo mínimo que uno puede necesitar para sobrevivir durante seis meses. La nota a pie de página es que el personal de limpieza, hacen su trabajo tan concienzudamente que limpian todo excepto los muebles, y después, venden al mercado negro aquello que los  lectores han tenido que comprar durante su estancia. Así es que si te paseas por la trastienda encuentras todo un conjunto de utensilios que podrán venderte a distinto precio, todo consiste en la necesidad con que te vean, y en el arte de regatear que tú tengas.


 
Y esto es China. Tenderetes al lado de tiendas comerciales de lujo,
bicicletas compitiendo con los Audis de gama alta, y un sinfín de
contrastes que hacen que vivir en este país sea toda una aventura. Y
ya de los problemas informáticos, internet, etc, etc... mejor ni
hablamos porque si algo tan simple como el cambio de una toalla sucia se convirtió en un buen relato corto, lo que es un poco más
sofisticado puede convertirse en una novela decimonónica con ribetes gongorinos.






1 comentario:

  1. Recordando al poeta.. que descansada vida la del que huye del mundanal ruido y sigue la escondida senda por donde han ido, los pocos sabios que en el mundo han sido.... te envidio sanamente, y aunque no puedas leer este comentario por las restricciones de comunicaciòn que hay en China, te deseo una buena estancia en el paìs de cultura milenaria...fuerza Princesa de Asturias.
    Tu amigo Fredi

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