domingo, 29 de abril de 2012

Bajo la nieve

Sábado, 24 de marzo


            El clima de Pekín es tan extremo como imprevisible. Mientras los pekineses te comentan que este año el frío dura más de lo habitual, en la universidad los radiadores ya no queman. Me explican que a partir del día 15 cortan la calefacción en toda la ciudad  porque se entiende que ya estamos en primavera. Esta ley hiela mi sangre.  Para mí está frío, y las casas, sin unas horas de calor, se quedan gélidas. A medida que voy asimilando la mala noticia comienzo a imaginarme sentada horas sobre la mesa, trabajando con el abrigo, la bufanda y los guantes al mismo tiempo que haces avanzar las letras y  pies y  piernas se quedan sin circulación. Afortunadamente un hecho inesperado hizo que la norma este año se atenuase y que la calefacción fuese prorrogada por unos cuantos días más. Los suficientes para que la primavera irrumpa en Pekín y arrastre el viento septentrional mongol.
         Esta noche decidimos salir por la zona de Hou Hai donde me informan de que hay bares con música en directo. Vamos a uno de los locales y nos entretenemos escuchando las notas que salen de las guitarras acompañadas del sabor absorto de unos mojitos.  Llaman especialmente mi atención los gatos que duermen ajenos al ruido sobre los sofás. Si alguno de ellos se despierta, mira a su alrededor, elige dueño, salta de un sofá a otro y se va al encuentro de quien más le ha gustado con el deseo de echarse sobre sus rodillas y ser acariciado.



            Ellos sí que representan la verdadera armonía china. Al salir, nos encontramos con una grata sorpresa. Está nevando, y lo hace tan intensamente que todas las calles están ya cubiertas.


            El paisaje de Hou Hai se ha transformado totalmente. Intentamos no resbalar a través de la nieve y cuando dejamos la zona peatonal nos damos cuenta de que apenas existe tráfico. ¿Podremos encontrar un taxi que nos lleve a la universidad? Después de unos minutos de silencio absoluto, tenemos suerte y aparece un coche amarillo con luz blanca y azul. En el camino de vuelta no dejo de preguntarme si tendré o no calefacción en el apartamento. Cuando entro, corro hacia los radiadores y siento su calor. Al menos, esta noche, dormiré plácidamente.





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