Nuestra relación con Vietnam se engloba dentro de esa ignorancia extendida acerca de las relaciones internacionales de nuestro país en el extremo Oriente. No sólo tuvimos contacto con la antigua Cochinchina (Vietnam meridional), sino que además, y lamentablemente, estuvimos en guerra. En la anterior entrada había mencionado a un personaje crucial para la historia de España y Vietnam del siglo XIX: Petrus Tuong-Vink-Ky, colaborador del teniente coronel Carlos Palanca e interpréte entre el reinado vietnamita y el de Isabel II. La guerra se hizo conjuntamente con Francia y fue motivada por el asesinato de misioneros españoles y franceses, concretamente el detonante que hizo estallar el conflicto bélico fue el encarcelamiento y la posterior degollación del dominico fray José María Díaz Sanjurjo, vicario apostólico en Tonkin Central. Las hazañas del teniente coronel Palanca y sus doscientos hombres en Vietnam fueron ensalzadas por los españoles del siglo XIX y creo que proporcionarían momentos estelares al cine de aventuras si algún director indagase en su vida.
Participaron 1500 soldados procedentes de las guarniciones de la Capitanía General de Filipinas. La idiosincrasia del reino de Annam no era fácil. La expedición quedó diezmada por las enfermedades tropicales, por las picaduras de serpientes así como por las hormigas rojas que devoraban a los heridos. Los más resistentes fueron los soldados tagalos que formaban parte de la expedición española, más habituales a las inclemencias de esa tierra. Cuando Adolfo de Mentaberry llega a Saigón hacía muy pocos años que la guerra había finalizado, y la presencia de las hazañas del teniente coronel Palanca y sus 233 soldados españoles estaban aún muy vivas.
Mercado de Saigón |
Si estos acontecimientos no han inspirado al séptimo arte, si lo han hecho en el campo de las letras. Joan Perucho publica, en 1986, una novela La guerra de la Cochinchina. No será el único interesado en la materia: veinte años después, el general Luis Alejandre Sintes escribió un ensayo titulado La guerra de la Cochinchina. Cuando los españoles conquistaron Vietnam.
Guerra que duró cuatro años, entre 1858 y 1862; al finalizar, España se retiró inteligentemente garantizando únicamente la seguridad de los ciudadanos españoles en el territorio; los delirios coloniales se los dejarían a los franceses. Lo que en principio resultó como una debilidad de España y falta de inteligencia al no sacar provecho de los enclaves comerciales, con el tiempo se convirtió en todo lo contrario. Cara le salió a Francia su nueva colonia, Indochina, especialmente ante la ingente pérdida de vidas humanas que hubo de sufrir. Las relaciones entre el país Annamita y España fueron retomadas y sabemos que en 1878 el embajador vietnamita acababa de llegar a España. El escritor asturiano Armando Palacio Valdés en una carta dirigida a la Revista de Asturias narra el horror que le produjo una corrida de toros:
"La embajada annamita venida de luengas tierras se ve convencida de que España es un país por civilizar.
El embajador de Annam cuya belleza física, si no guarda gran afinidad con la de Venus de Milo, no me atreveré a criticar, porque cada cual tiene sus gustos, y vaya usted a averiguar la hermosura que se estila por su país, fue invitado a presenciar una corrida de toros.
Allí le vi en un palco con los ojos desmesuradamente abiertos y fijos en el redondel. Mas los naturales de los países civilizados no pueden soportar la vista de estos espectáculos cruentos con que nos solazamos los que aún no hemos llegado a cierto grado de civilización. Al salir a la luz sobre la plaza el aparato digestivo de un humilde alazán, el embajador palideció al uso de su tierra, es decir, se puso amoratado, e hizo ademán de retirarse, pero se le advirtió que esto era infringir por completo las reglas de la etiqueta y permaneció sentado. Sin embargo al segundo toro, o por mejor decir, al segundo caballo no pudo resistir más y se fue".
Hago hincapié en estos detalles porque estoy segura de que la relación España - Vietnam es tan desconocida como al mismo tiempo sabida la guerra entre el país de Annam y Estados Unidos; lo que tampoco se conoce es que los marines norteamericanos desembarcaron en Danang en el año 1964, el mismo puerto al que habían arribado los españoles en agosto de 1858. También en el siglo XX regresaríamos a Vietnam durante su Gran Guerra pero esta vez, y afortunadamente, por motivos humanitarios: un contingente médico español estuvo presente entre 1966 y 1971.
Guerra que duró cuatro años, entre 1858 y 1862; al finalizar, España se retiró inteligentemente garantizando únicamente la seguridad de los ciudadanos españoles en el territorio; los delirios coloniales se los dejarían a los franceses. Lo que en principio resultó como una debilidad de España y falta de inteligencia al no sacar provecho de los enclaves comerciales, con el tiempo se convirtió en todo lo contrario. Cara le salió a Francia su nueva colonia, Indochina, especialmente ante la ingente pérdida de vidas humanas que hubo de sufrir. Las relaciones entre el país Annamita y España fueron retomadas y sabemos que en 1878 el embajador vietnamita acababa de llegar a España. El escritor asturiano Armando Palacio Valdés en una carta dirigida a la Revista de Asturias narra el horror que le produjo una corrida de toros:
"La embajada annamita venida de luengas tierras se ve convencida de que España es un país por civilizar.
El embajador de Annam cuya belleza física, si no guarda gran afinidad con la de Venus de Milo, no me atreveré a criticar, porque cada cual tiene sus gustos, y vaya usted a averiguar la hermosura que se estila por su país, fue invitado a presenciar una corrida de toros.
Allí le vi en un palco con los ojos desmesuradamente abiertos y fijos en el redondel. Mas los naturales de los países civilizados no pueden soportar la vista de estos espectáculos cruentos con que nos solazamos los que aún no hemos llegado a cierto grado de civilización. Al salir a la luz sobre la plaza el aparato digestivo de un humilde alazán, el embajador palideció al uso de su tierra, es decir, se puso amoratado, e hizo ademán de retirarse, pero se le advirtió que esto era infringir por completo las reglas de la etiqueta y permaneció sentado. Sin embargo al segundo toro, o por mejor decir, al segundo caballo no pudo resistir más y se fue".
Emperador Tu Duc |
Desembarco de los españoles en Danang |
Hago hincapié en estos detalles porque estoy segura de que la relación España - Vietnam es tan desconocida como al mismo tiempo sabida la guerra entre el país de Annam y Estados Unidos; lo que tampoco se conoce es que los marines norteamericanos desembarcaron en Danang en el año 1964, el mismo puerto al que habían arribado los españoles en agosto de 1858. También en el siglo XX regresaríamos a Vietnam durante su Gran Guerra pero esta vez, y afortunadamente, por motivos humanitarios: un contingente médico español estuvo presente entre 1966 y 1971.
Danang |
N.A. Para los interesados en el tema hay varios estudios sobre la materia. El profesor de la Universidad Complutense Florentino Rodao, especialista en las relaciones históricas entre España y el Extremo Oriente propuso una bibliografía en su artículo "La guerra de la Cochinchina. Cuando España invadió Vietnam":
- Gainza, F., La campaña de Cochinchina, Algazara, 1997.
- Palacio Valdés, Armando, "Ocho artículos no recogidos de Armando Palacio Valdés publicados en revistas asturianas (1878 - 1881), Boletín de Letras del Real Instituto de Estudios Asturianos, nº 147, Oviedo, 1996, pp. 133 - 134.
Palanca, C., Reseña histórica de la expedición a Cochinchina, L. Montello, 1869.
- Togores, L, Extremo Oriente en la política exterior de España (1830 - 1885), Prensa y Ediciones Iberoamericanas, 1997.
Vid. http://www.florentinorodao.com/articulos/art04a.htm
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